Nota publicada en la revista THC
Fue cuestión de prender la tele a la hora en la que en alguna época sólo se veían dibujos animados. Allí estaban en el aire las imágenes de Moria Casán en un consultorio médico. Con dificultad mantenía la pretensión de glamour sin dejar caer a su chihuahua Cristóbal del regazo mientras un doctor la preparaba para introducirle una sonda con una cámara en la nariz. “Esto se podría haber hecho aquí, en vivo, y Moria decidió, con todo el derecho del mundo, hacerlo en forma privada”, aclaraba Jorge Rial. El conductor de Intrusos parecía lamentar que la sex simbol de los setenta aceptó mostrar las fotos pero no el video. Se perdía la posibilidad de presentar “el cuerpo de una diva visto por dentro”. Lo que le estaban haciendo era una rinoendoscopía, el “desafío” que había aceptado para demostrar que ella, Ana María Casanova, no consume cocaína por la nariz. No es que alguien hubiese dicho lo contrario. Pero otro experimentado del ambiente del espectáculo como Antonio Gasalla lo habría dado a entender como parte de una cadena de malos entendidos, acusaciones y peleas que llevaron el tema del consumo de drogas al centro de la farándula.